Tenemos un problema energético. Un problema grande. Un problema que es
problema desde hace unos años y que se veía venir desde hace varios años
más.
¿Cuál es exactamente este problema?
Argentina
generó en el 2012 el 65,22% de su energía en base a hidrocarburos (gas,
carbón, petróleo y sus derivados). El resto se repartió entre hidroeléctrica
(casi 30%), nuclear (casi 5%) y renovables, con un pobre 0,29%.
Tener
una matriz energética tan dependiente de los hidrocarburos no es nada bueno.
Más allá de la contaminación, el tema es que Argentina no produce en el país todos los hidrocarburos necesarios
para usar como combustibles de las centrales térmicas que generan ese 65,22% de
la energía.
Pero,
qué pasa, al no tener más represas, ni más centrales nucleares (por ahora), ni
más desarrollo de renovables, la única opción que queda es importar combustible.
Esto
es malo porque a) hace que el país sea dependiente de otros países que le
venden gas y petróleo, es decir, el país no es soberano energéticamente y b) importar combustibles es muy muy caro.
¿Cuán
caro? En el 2012, se importaron combustibles por unos 9.500 millones de dólares según el INDEC. Para darse una idea, esto es más que el presupuesto nacional asignado a Ciencia y Técnica, Educación, Salud e Industria sumados.
Queda
claro que necesitamos cambiar esta situación.
¿Qué
camino eligió el Gobierno?
A
través de (sobre todo) YPF, el Gobierno eligió superar este déficit produciendo
más gas y petróleo. Esta decisión ya es cuestionable en sí misma porque no se está cambiando la matriz energética,
seguimos dependiendo de los hidrocarburos. Pero, además, lo que se decidió
explotar no es cualquier gas y petróleo, sino sus versiones no convencionales o shale.
No
sólo son combustibles de mucha menor calidad, bastante menos eficientes
energéticamente, sino que, además, su explotación es tremendamente destructiva
para el suelo, genera graves daños irreversibles en el medio ambiente, contamina
agua y aire matando animales y gente, desaloja comunidades de sus lugares
originarios… entre otros. Para más información sobre los métodos de explotación
no convencional, conocidos como fracking,
recomiendo este video.
Parece amarillista, pero es la realidad. Así de tremenda.
Pero,
¿no tenemos gas y petróleo común para explotar? Y… algo tenemos, pero las
reservas conocidas no alcanzan. Pero repito: el problema no es sólo que se haya
decidido extraer mediante fracking, el
problema es que se siga eligiendo el camino de los hidrocarburos y no el de las
energías alternativas.
[No es este el post para hablar bien de las energías renovables y creo que a esta
altura ya no hace falta. No sólo no contaminan vs la energía no renovable, sino
que además no se agotan y, por ende, sus precios dependen sólo de regulaciones públicas
y desarrollos tecnológicos, no como los hidrocarburos cuya escasez es,
justamente, la variable con la que se ajusta la especulación de su precio.]
Veamos
un poco más de cerca los números del acuerdo entre YPF y Chevron y lo que
significan. El objetivo es hacer, a lo largo de los años, una inversión total de
37.000 millones de dólares, de los cuales, en principio, Chevron se compromete
a poner 15.000 millones y el resto, probablemente, venga de acuerdos con otras
petroleras.
¿Tiene
el Estado Nacional 37.000 millones de dólares necesarios para explotar el
yacimiento de Vaca Muerta? La respuesta es no. Para darse una idea, las
reservas actuales del Banco Central en
total son 37.469 millones de dólares, o sea, 37.000 millones
son muchísimos dólares para el Estado en este momento. Aparte, el fracking
requiere de conocimiento técnico que el país en este momento no tiene.
Es
decir que, para hacer explotaciones de hidrocarburos no convencionales, el
Estado necesita hacer acuerdos con grandes
petroleras extranjeras. Pero, de nuevo, ¿por qué explotar hidrocarburos no
convencionales si hay otras alternativas?
Veamos
qué podríamos hacer con 37.000 millones de dólares invertidos en energía
eólica. Teniendo en cuenta los costos de los últimos parques eólicos
construidos en el país, con esa inversión se podrían hacer instalaciones para
generar 19 GW,
lo que equivale al 60% de la capacidad de generación actual.
Es
decir, se reemplazaría casi totalmente
la generación de hidrocarburos por fuentes de energía renovable.
El
viento alcanza, no hay que importarlo. Argentina es uno de los países con
mejores vientos para energía eólica según la Agencia Internacional de Energía.
Y, si no le tuvieran fe, se puede complementar con energía solar, que también
tenemos potencial de sobra.
Claro
que, si esto lo sé yo, obviamente lo sabe la Secretaría de Energía y el Gobierno
Nacional. Pero entonces, ¿por qué se elige
explotar gas y petróleo no convencionales, con el riesgo ambiental, social y de
entrega de recursos que esto implica?
Naturalmente,
no hay una respuesta oficial para esta pregunta. Yo simplemente voy a ensayar
una posibilidad:
Volvamos
al tema de que el Estado no tiene dinero suficiente como para solucionar el problema
energético y, entonces, necesita inversores externos. No existen empresas gigantes
de energías renovables, pero sí existen megaempresas gigantes petroleras con
capital como para financiarnos.
O
sea, no hay un Chevron de la energía eólica o solar y, por lo tanto, no existe
un única empresa de energías renovables (ni varias sumadas) que nos pueda dar
una mano de 15.000 millones de dólares.
Y,
¿entonces? ¿Tomamos la salida del petróleo y el gas porque es donde está la
plata?
Yo
creo que no.
En
el país hay potencial de energías renovables de sobra para tener una matriz
100% sustentable. Hay
capacidad técnica para afrontar este problema. Hay empresas mundialmente
reconocidas de energías renovables y hay potencial para crear muchas más. Hay entes que regulan y
homologan la actividad para que funcione (como el INTI) y, sobre todo, hay financiación en pesos. Esos sí
tenemos.
Si
se apuesta a la generación de tecnología local y se hace un plan integral de
desarrollo energético, podemos dejar de depender de los hidrocarburos. Es una
posibilidad real y a mediano plazo. Se necesita decisión política y que todxs
nos involucremos en esto y nos organicemos para cambiar la situación.