viernes, 9 de diciembre de 2011

savage trip





The trunk of the car looked like a mobile police narcotics lab. We had two bags of grass, seventy-five pellets of mescaline, five sheets of high-powered blotter acid, a salt shaker half full of cocaine, and a whole galaxy of multi-colored uppers, downers, screamers, laughers . . . and also a quart of tequila, a quart of rum, a case of Budweiser, a pint of raw ether and two dozen amyls.






When the Music's Over by The Doors on Grooveshark

miércoles, 7 de diciembre de 2011

dormir vs buen humor

trabajar todo el día me da sueño,
no lograr lo que quiero me pone de mal humor.

salir me da sueño,
quedarme en casa me pone de mal humor.

comer mucho me da sueño,
tener hambre me pone de mal humor.


ir al gimnasio temprano me da sueño,
no hacer ejercicio me pone de mal humor.

leer me da sueño,
no saber me pone de mal humor.

el agua caliente me da sueño,
el agua fría me pone de mal humor.

el encantador de perros me da sueño,
no compartir algún rato con mi mamá me pone de mal humor.



dormir poco me da sueño, pero, aparentemente, por eso estoy de buen humor.




jueves, 1 de diciembre de 2011

worko´holidays

Breve e intensa pasada por San Pablo que arrancó bien desde casa, desayunando medio kilo de helado el lunes a las 5am.

En el avión me puse a pensar cuántas veces había volado y creo que pasé las cuarenta. Se ve que mis viajes siempre tuvieron muchas escalas. Raro, entre despegues y aterrizajes serían más de ochenta. Hay cosas que tengo mucho más incorporadas en la vida que viajar en avión y que igualmente hice menos de ochenta veces. Un buen ejemplo sería comer flan o arroz con leche.

Esta vez no fue la excepción, Pluna me llevó a conocer el aeropuerto de Montevideo que es muy chiquito y moderno. Dato de color de Pluna: cobran la comida arriba del avión (!!). Es casi tan rata como el heladero que pesa el tacho y si tiene más de un kilo le saca helado.

Había pasado varias veces por Guarulhos, pero siempre como escala (una de ellas de 10hs y solo, sabía los precios de todo el free shop alfabéticamente), nunca había salido a la ciudad. San Pablo, sos ENORME.

Me tomé un bus, dos subtes y un taxi para llegar al hotel que era todo lo que podía pedir (y ni una cosa mas): cama de dos plazas, ducha y una ventana. A la vuelta me apiolé, le encontré la vuelta al transporte público y me ahorré el taxi. El excedente de reales me permitió comer violenta pizza en el aeropuerto, aunque no me sobró como para comprar suficiente agua para saciar la violenta sed que me generó la pizza.

Fui a cambiar plata al shopping y me perdi en su gigantosidad. En mis vueltas por los pasillos pase -al menos- por tres mc donalds y dos starbucks. Todo es autopistas, edificios, autopistas, casas, casitas (ranchos, palacios). Está todo en construcción. Por lo poquîiiisimo que vi, sin ninguna duda prefiero Buenos Aires.

Procuré alimento de evento y hotel: chocolate, cafe, pao de queso, pao de jamón, pao de jamón y queso, pao de pollo y unos alfajores que tienen miel y canela en la masa. Muy buen invento. Fue una sorpresa que la medialuna del desayuno estuviera rellena de pollo y queso, por suerte no había llegado a mojarla en el café.

San Pablo y sus alrededores acumulan 40 millones de personas con un PBI que es el triple que el argentino. De hecho, el PBI del estado de San Pablo es mayor al de Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay juntos. Un verdadero monstruo monstruoso. Brasil es un mundo en sí mismo, el crecimiento 2010-2011 del PBI brasilero es mayor que el de TODO el resto de América Latina junto y, por eso, los brasileros miran muy poco a cualquier cosa que no sean ellos mismos.

Los precios son salados comparado a Buenos Aires (los taxis son la muerte), salvo obviamente las zapatillas. Ahí creo que somos invenciblemente caros.


Fue un gran viaje, una re piola experiencia. Mi cerebro está sobrecargado, así que esto se acaba acá.


Noto que mi visión es muy sesgada y acotada, voy a tener que volver para conocer mejor.