jueves, 25 de julio de 2013

El problema de la energía, YPF y un intento de entender cómo salimos de esto

Tenemos un problema energético. Un problema grande. Un problema que es problema desde hace unos años y que se veía venir desde hace varios años más. 

¿Cuál es exactamente este problema?

Argentina generó en el 2012 el 65,22% de su energía en base a hidrocarburos (gas, carbón, petróleo y sus derivados). El resto se repartió entre hidroeléctrica (casi 30%), nuclear (casi 5%) y renovables, con un pobre 0,29%.[1]

Tener una matriz energética tan dependiente de los hidrocarburos no es nada bueno. Más allá de la contaminación, el tema es que Argentina no produce en el país todos los hidrocarburos necesarios para usar como combustibles de las centrales térmicas que generan ese 65,22% de la energía.

Pero, qué pasa, al no tener más represas, ni más centrales nucleares (por ahora), ni más desarrollo de renovables, la única opción que queda es importar combustible.

Esto es malo porque a) hace que el país sea dependiente de otros países que le venden gas y petróleo, es decir, el país no es soberano energéticamente y b) importar combustibles es muy muy caro.

¿Cuán caro? En el 2012, se importaron combustibles por unos 9.500 millones de dólares según el INDEC. Para darse una idea, esto es más que el presupuesto nacional asignado a Ciencia y Técnica, Educación, Salud e Industria sumados.

Queda claro que necesitamos cambiar esta situación.

¿Qué camino eligió el Gobierno?

A través de (sobre todo) YPF, el Gobierno eligió superar este déficit produciendo más gas y petróleo. Esta decisión ya es cuestionable en sí misma porque no se está cambiando la matriz energética, seguimos dependiendo de los hidrocarburos. Pero, además, lo que se decidió explotar no es cualquier gas y petróleo, sino sus versiones no convencionales o shale.

No sólo son combustibles de mucha menor calidad, bastante menos eficientes energéticamente, sino que, además, su explotación es tremendamente destructiva para el suelo, genera graves daños irreversibles en el medio ambiente, contamina agua y aire matando animales y gente, desaloja comunidades de sus lugares originarios… entre otros. Para más información sobre los métodos de explotación no convencional, conocidos como fracking, recomiendo este video. Parece amarillista, pero es la realidad. Así de tremenda.

Pero, ¿no tenemos gas y petróleo común para explotar? Y… algo tenemos, pero las reservas conocidas no alcanzan. Pero repito: el problema no es sólo que se haya decidido extraer mediante fracking, el problema es que se siga eligiendo el camino de los hidrocarburos y no el de las energías alternativas.

[No es este el post para hablar bien de las energías renovables y creo que a esta altura ya no hace falta. No sólo no contaminan vs la energía no renovable, sino que además no se agotan y, por ende, sus precios dependen sólo de regulaciones públicas y desarrollos tecnológicos, no como los hidrocarburos cuya escasez es, justamente, la variable con la que se ajusta la especulación de su precio.]

Veamos un poco más de cerca los números del acuerdo entre YPF y Chevron y lo que significan. El objetivo es hacer, a lo largo de los años, una inversión total de 37.000 millones de dólares, de los cuales, en principio, Chevron se compromete a poner 15.000 millones y el resto, probablemente, venga de acuerdos con otras petroleras.

¿Tiene el Estado Nacional 37.000 millones de dólares necesarios para explotar el yacimiento de Vaca Muerta? La respuesta es no. Para darse una idea, las reservas actuales del Banco Central en total son 37.469 millones de dólares[2], o sea, 37.000 millones son muchísimos dólares para el Estado en este momento. Aparte, el fracking requiere de conocimiento técnico que el país en este momento no tiene.

Es decir que, para hacer explotaciones de hidrocarburos no convencionales, el Estado necesita hacer acuerdos con grandes petroleras extranjeras. Pero, de nuevo, ¿por qué explotar hidrocarburos no convencionales si hay otras alternativas?

Veamos qué podríamos hacer con 37.000 millones de dólares invertidos en energía eólica. Teniendo en cuenta los costos de los últimos parques eólicos construidos en el país, con esa inversión se podrían hacer instalaciones para generar 19 GW[3], lo que equivale al 60% de la capacidad de generación actual[4].

Es decir, se reemplazaría casi totalmente la generación de hidrocarburos por fuentes de energía renovable.

El viento alcanza, no hay que importarlo. Argentina es uno de los países con mejores vientos para energía eólica según la Agencia Internacional de Energía. Y, si no le tuvieran fe, se puede complementar con energía solar, que también tenemos potencial de sobra.

Claro que, si esto lo sé yo, obviamente lo sabe la Secretaría de Energía y el Gobierno Nacional. Pero entonces, ¿por qué se elige explotar gas y petróleo no convencionales, con el riesgo ambiental, social y de entrega de recursos que esto implica?

Naturalmente, no hay una respuesta oficial para esta pregunta. Yo simplemente voy a ensayar una posibilidad:

Volvamos al tema de que el Estado no tiene dinero suficiente como para solucionar el problema energético y, entonces, necesita inversores externos. No existen empresas gigantes de energías renovables, pero sí existen megaempresas gigantes petroleras con capital como para financiarnos.

O sea, no hay un Chevron de la energía eólica o solar y, por lo tanto, no existe un única empresa de energías renovables (ni varias sumadas) que nos pueda dar una mano de 15.000 millones de dólares.

Y, ¿entonces? ¿Tomamos la salida del petróleo y el gas porque es donde está la plata?
Yo creo que no.

En el país hay potencial de energías renovables de sobra para tener una matriz 100% sustentable[5]. Hay capacidad técnica para afrontar este problema. Hay empresas mundialmente reconocidas de energías renovables y hay potencial para crear muchas más[6]. Hay entes que regulan y homologan la actividad para que funcione (como el INTI) y, sobre todo, hay financiación en pesos. Esos sí tenemos.

Si se apuesta a la generación de tecnología local y se hace un plan integral de desarrollo energético, podemos dejar de depender de los hidrocarburos. Es una posibilidad real y a mediano plazo. Se necesita decisión política y que todxs nos involucremos en esto y nos organicemos para cambiar la situación.



[1] Informe CAMMESA 2012.
[2] Informe de Mercado Monetario del BCRA de la semana del 8 al 12 de julio de 2013.
[3] Teniendo en cuenta los costos de Rawson I y II. Fuente: ENARSA.
[4] 31,139 GW en 2012 según CAMMESA.
[5] La Secretaría de Energía tiene un informe al respecto muy completo y alentador.
[6] La Secretaría de Energía, a través de ENARSA, licitó 40 proyectos de energías renovables y el llamado tuvo respuesta de empresas nacionales. La gran mayoría de los proyectos no avanzan por falta de financiación. Fuente: ENARSA.