martes, 19 de julio de 2011

lluuuvia

llueve. ¿no?

la lluvia fue la protagonista indiscutida del día.
era un día para dormir la siesta, pero... no sé.




gracias despertador por no sonar, dormí dos horas (de) más.
me activó un mensaje muy claro que me instaba a levantarme, hacer lo que tuviera que hacer e ir a estudiar y tomar café. le hice caso, no vaya a ser cosa.

hoy, por primera vez, fui y agarré un suéter del placard de mi papá.
hecho aislado, no sé, pero mencionable.
salí entonces a hacer lo que tuviera que hacer con el suéter que era más que suficiente para enfrentar la lluvia y el viento fresco. qué lindo estar desabrigado en el punto justo. cuando sentís el frío, pero lo tenés dominado. cuando tenés el frío que querés tener.

[qué chiquito se siente uno en el banco. no hay forma de no pensar que uno es medio inútil, que no sabe usar el cajero, que hace preguntas boludas... pero la chica que atiende es tan linda que bue, mientras más preguntas, mejor]

finalizados los asuntos de bancos y fotocopias, me fui a estudiar tal como me habían indicado. cruzar el puente de puerto madero con la lluvia de lleno en la cara y el viento en su mejor momento, sabiendo que me esperaba un café caliente y una sonrisa cómplice hizo que el panorama de estudiarmatemáticatodalatarde fuera bastante atractivo.

hice un poco de trampa y leí un capítulo de pedagogía del oprimido antes de empezar a estudiar.

Lo que nos parece indiscutible es que si pretendemos la liberación de los hombres, no podemos empezar por alienarlos o mantenerlos en la alienación. La liberación auténtica, que es la humanización en proceso, no es una cosa que se deposita en los hombres. No es una palabra más, hueca, mitificante. Es praxis, que implica la acción y la reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo.

freire y hegel, un solo corazón. 

vuelta a casa, una madre engripada y un peliculón en i.sat.
no la pude ver del todo porque, aparentemente, teníamos muchas ganas de jugar al fútbol y conseguimos cancha techada.
go-lazo.
suficientemente cerca como para ir en bici.
la ida mojada, no exagerada.
la vuelta, gloriosa. mojado como cuando estás tan mojado que no podés evitar que el agua te llene los labios, sin frío, en bici. qué bien, che, qué bien. qué felicidad.
(casi) sin rastros de pubalgia. viva perón, carajo.

bueno, a dormir.
el día arranca muy a las ocho como para quedarse en cuevana mirando lo que me faltó de la película [igual no me muero de ganas, no].

1 comentario:

  1. qué mensaje opresor, che.
    qué de más andar en bici abajo de la lluvia.

    ResponderEliminar