miércoles, 19 de enero de 2011

ganas de escribir: la playa

12:33 en este huso horario. los muchachos duermen. yo tengo ganas de escribir.

estar en este epicentro de sobreprecio es una experiencia hasta sociológicamente interesante y medio graciosa. el tema es que muchas de las cosas que podría decir de la gente que vacaciona en punta del este quedan totalmente anuladas por la familia que nos hospeda que está cultural e ideológicamente a años luz del viejo panzón que toma whisky y grita en el casino del conrad.

no sería justo y sería hipócrita de mi parte.


voy a escribir sobre la playa. que me gusta y no me gusta.

lo mejor que tiene la playa es lo que representa, es el irse a la playa que significa irse a la mierda, lejos de la ciudad. a descansar la cabeza aunque siga trabajando. es irse con amigos o familia o novia o el perro, es irse a pasarla bien porque cuando uno está de viaje no hay forma de que no la pase bien. (ojo, en pocos lugares la paso tan bien como en mi casa).

la playa tiene algo muymuymuymuy bueno que es el mar y tiene algo medio hinchapelotas que es la arena. nada mejor que ser niño y hacer castillos de arena, fuertes, túneles y contratúneles. pero cuando uno toma dimensión de lo que significa estar lleno de arena, mmm, ahí deja de ser tan maravilosa.

lo malo que tiene la playa es el EXCESO de sol. porque sí, a mí me encanta el sol, tomar sol, good day sunshine, pero en la playa se va al carajo. cuando el sol te dice mirá cómo te estoy haciendo mierda, no te podés escapar porque en la playa no hay árboles es cuando la playa deja de gustarme y huyo. tengo la (gran) suerte de que no me lastima el sol, pobres aquellos que encima terminan colorados y dando el 100% de sus esfuerzos para que la remera y la sábana no le rocen los hombros.

si el sol lo permite está bueno tirarse a leer, a dormir.
y si no, al mar y a caminar. a mirar. o a correr. sensación de libertad absoluta: correr en la playa.


irse a la playa es una masa. es un golazo. al fin y al cabo, termino pasando en la playa unas dos, con mucha fuerza tres, horas del día. el resto es 40% dormir, 40% comer y 20% discutir opciones para comidas futuras.

esta vez el flan me salió de lujo.



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